Laura Cortés, residente en Los Ángeles y de origen mexicano, asegura que vivirá las presidenciales estadounidenses como “un día normal”. No confía en ningún candidato, una postura que comparten muchos votantes y que los demócratas intentan cambiar redoblando sus esfuerzos para incentivar la participación a pocas horas de la jornada electoral.
Este martes, los estadounidenses acudirán a las urnas para votar en unas elecciones en las que, según las encuestas, la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, y el republicano, el expresidente Donald Trump (2017-2021), se encuentran empatados.
“Es una responsabilidad de todos el votar para mantener nuestra democracia”, dice a EFE Pete Aguilar, el legislador hispano de mayor rango en el Congreso de EE.UU., quien junto al contendiente demócrata del distrito 34 a la Cámara de Representantes, Jimmy Gómez, pasa la víspera de las elecciones en Los Ángeles tocando puertas para persuadir a los ciudadanos a que ejerzan su derecho al voto.
“Aquí es donde está el campo de batalla (…) Estas contiendas son absolutamente importantes y la participación de los latinos marcará la diferencia”, ahonda el legislador.
California es un estado profundamente demócrata que no decidirá el resultado de las elecciones presidenciales.
Pero en el estado más poblado del país sí que están en juego cinco escaños de la Cámara de Representantes que podrían devolver a los demócratas la mayoría parlamentaria que perdieron en las elecciones de medio mandato de 2022, si logran ganar al menos cuatro de ellos.
“Aunque sea un estado muy demócrata, lo que marca la diferencia es quién es elegido. Hay mucho en riesgo si los republicanos vuelven a tener la mayoría en la Cámara de Representantes. Lo más probable es que no aprueben nada que ayude a los trabajadores”, considera Gómez en charla con EFE.
Falta motivación para votar
Sin embargo, algunos residentes no se sienten motivados a participar en estas elecciones como Carolina, una mexicana de 24 años, que asegura que se mantendrá al margen de la votación, pues no le interesa la política.
“No me asusta lo que dice Trump. Ojalá me equivoque pero no creo que ninguno de los dos cambie nada”, cuenta.
Por el contrario, a Jonathan un joven originario de California, sí le interesa la política, pero asegura que la razón por la que no va a votar ni por Harris ni por Trump es que considera que ambos son: “Dos viejos con visiones viejas”.
“No creo que ninguno de los dos se enfoca en los problemas reales que atañen a la sociedad actual”, comenta.
María Dolores Cerda, una residente de 65 años del barrio latino Boyle Heights en Los Ángeles, confiesa que pese a la negativa de sus hijos ella apoya a Harris, aunque no podrá votar en estas presidenciales pues ha retrasado por años el trámite de su ciudadanía.
“Confío más en Kamala porque es mujer, y cada quien habla por sus intereses, pero Donald Trump dice cosas de los migrantes que no me gustan. Creo que ellos también tienen derecho de estar aquí, yo arreglé mis papeles en la amnistía de 1986, si no estaría igual que ellos”, aseguró.
Asimismo, Dylan S., de 27 años, un vecino del barrio de Echo Park, toma en serio su papel como ciudadano y cree que por más dramática y repetitiva que suene la frase “la elección más importante de tu vida”, es “especialmente cierta en estas elecciones”.
“Creo que mucha gente no siente la necesidad de votar por vivir en un estado tan azul (demócrata), pero en unas elecciones en las que los resultados probablemente serán impugnados -si no ignorados- por el Partido Republicano, cada voto por Kamala en lugar de Trump hará que sea cada vez más difícil para ellos afirmar que las papeletas estaban llenas”, afirma el joven cineasta.
Mónica Rubalcava